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martes, 29 de mayo de 2012

PALOMA

La blanca paloma ha emprendido el viaje hacia los grandes misterios de la humanidad. La gente suplica por ella. En pueblos y ciudades los hombres caen en el infinito sueño, víctimas del odio. La paloma sigue, sigue sin parar días y noches. Se encuentra impotente, indefensa y sola ante un mundo superficial y acechado por el odio. Las almas se estorban; el cielo es atacado por grandes y feroces dragones. Las almas lloran ferozmente. Se sienten abandonadas y sin esperanza. Atacan a la blanca paloma. Rayos de luz bajan del cielo, cobijando a los desamparados como un increíble acto de magia; tranquilidad y gozo de la vida emana de las personas. La paloma muere víctima de una feroz ofrenda de parte de la humanidad. Balazos y explosiones se oyen al día siguiente. ALMUZA, 2012.

martes, 22 de mayo de 2012

SELVA DE ASFALTO

Volando voy Sobre la monumental selva de asfalto. Fuertes caballos se acercan galopando por entre las densas nubes. En tierra: los gusanos se arrastran como grandes pensamientos en la mente de un genio; nacen crecen y se reproducen como parásitos que nunca mueren. El polvo de estrella choca contra gigantes de acero y los forza a mantenerse quietos, quietos ante el caos. El hambre acecha a los bebés dejándolos tristes y débiles ante un mundo lleno de grandes depredadores; feroces y oportunistas, enemigos de una sociedad con las mismas cualidades. Las Rosas y las Orquídeas huyen de sus raíces tratando de olvidad su duro pasado. Grandes lobos danzan tranquilamente al compás del viento, viento apaciguado y aburrido lleno de victorias y derrotas. Monarquías caen del cielo enfurecido, se ve su agonía después de ver a su pueblo asesinado por grandes monstruos hijos de la naturaleza. La humanidad vive, vive en este mundo despiadado y lleno de feroces bestias esperando la salvación. Volando voy sobre la monumental selva de asfalto.

LA GRAN SOCIEDAD

Está ahí, permanece, escucha, ríe, ve, siente ante la inepta parvada. Cruel entre crueles que se devoran entre sí y que acorralados por la hipocresía se anidan unos con otros en gigantescas orquídeas; delicadas, viejas, malas, sucias, amigas de lo imperfecto. Sus ojos son el espejo de lo que ve, repercutiendo estos en su rostro y este a la vez en el cuerpo entero. Las delicadas ráfagas se cruzan, todos miran el sucio cascarón de aquel hombre, víctima de lo visto, piensa, piensa, no aguanta, lo ven, lo discriminan. El hombre permanece, escucha, ríe y siente. Se acerca lentamente la quisquillosa águila; abre bocas, ojos, oídos, umbrales hacia la desesperación, catacumbas del amor inesperado. Árboles florecen, lloran, se quiebran. Sigue ahí, perplejo y risueño ante la situación; águila que observa a su presa; águila enamorada, alcanzada por la dulce flecha de Cupido; ser imperfecto, ridículo, lleno de negruras; sórdido débil, pasmado en la nada. Criatura capaz de acabar con la alegría de todo hombre. Permanece, escucha y siente. Busca escapar de sí, huir. Busca esperanza y paz entre confusión y desorden. La ira lo evoca, lo sigue, lo tantea, lo pone a prueba. Él, cansado por las injusticias se lanza del barranco. En aire; cae velozmente, el viento cosquillea su cara mientras los grandes fresnos lo esperan como lo hace una familia ante sus pródigos hijos. Millones de recuerdos invaden su mente. Se arrepiente de semejante decisión. Se da cuenta de que lo malo puede ser bueno y lo que no nos mata nos hace más fuertes. El viento al ver la frustración del pobre hombre aumenta su poder y lo lleva sano y salvo a la falda del barranco. ALMUZA, 2012.